viernes, 14 de noviembre de 2008

El vino orgánico gana adeptos en San Juan



El mundo del vino no es sólo glamour, enólogos y personas encontrando sabores a frutas rojas y mermeladas en degustaciones de alto nivel. Miguel Mas, un pequeño bodeguero del departamento de Pocitos, en la provincia de San Juan, lo sabe.

Hace 10 años se puso al frente de una pequeña bodega que produce vino espumante y algunas variedades de blancos y tintos de manera artesal, en escala humana y familiar. Alrededor de 2 hectáreas y media le alcanzan para desarrollar sus vinos orgánicos, certificados por instituciones internacionale, una superficie pequeña en comparación a otras productoras de vinos finos de esa provincia, como Callia o Casa Montes. Pero suficiente para llevar adelante una empresa vinculada a la tierra, y la comunidad.

El movimiento romántico fue uno de los exponentes, a principios del siglo XIX, de la pérdida de la relación entre el hombre y la naturaleza. A partir de Francis Bacon comienzan a percibirse los fenómenos naturales como fenómenos cuantificables, procesos químicos y físicos que pueden reducirse a una regla matemática. La naturaleza, la tierra, el ecosistema deja de ser percibido ("sentido" sería la palabras más apropiada) como algo vivo que nos contiene, para convertirse en algo manipulable.

El terruño, el protagonista

Nada de esto piensa Miguel Mas. Para él, el trabajo en la viña está relacionado con un respeto a la tierra y con una ecuación económica que le permita a los hombre volver a vivir a partir del trabajo de la tierra, cultivando y produciendo vinos con métodos tradicionales que otorgan un productos de excelentes aromas y sabores.

Una verdadera concepción ecológica no se preocupa solo de respetar a la naturaleza. También se ocupa de los habitantes que interactúan con en el ecosistema. "Un kilo de uva tiene un costo de producción cercano a los $ 2,40. Durante la última vendimia las bodegas lo estuvieron pagando a $ 0,40. Con estos precios, sólo son rentables las grandes explotaciones y los que poseen pocas hectáreas quedan marginados. Con los pequeños productores debemos encotrar una ecuación que nos permita vivir a todos de nuestro trabajo y de nuestra tierra", explica Mas.

Se trata de una terea titánica protagonizada por pequeños productores como él. Un trabajo que debe empezar por una revalorización de los campesinos de la zona, por una recuperación del amor propio para ponerse a recuperar tierras abandonados por la falta de incentivos para producir.

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