Por Martín G. Mallo
Crisis de identidad, estancamiento emocional, dificultad para encontrarle sentido a las cosas (si es que tienen alguno). Una combinación de todos estos sentimientos y situaciones son las que viven Luciano Gauna (Daniel Hendler) y Sofía (Jazmín Stuart) en el film "Los Paranoicos" de Gabriel Medina.
La película narra la historia de estos personajes y de Manuel, el amigo y novio exisitoso al que le va siempre bien, y que vive con una actitud positiva que contrasta con la realidad de los otros protagonistas. Gauna y Manuel fueron compañeros en la facultad, estudiando cine o alguna carrera relacionada. Uno trata de sobrevivir animando fiestas infantiles disfrazado de cachito, una especie de Barney o Bob Esponja, el otro trabaja en Madrid como productor de la serie española "Los Paranoicos".
Gauna tiene un guión que nunca termina, le teme a las enfermedades de transmición sexual y a las mujeres. Manuel llega a Buenos Aires para vender su producto en latinomerica y está de novio con la bellísima Sofía.
Una historia pequeña, con pocos personajes, con un ritmo de narración muy descriptivo. Los Paranoicos se parece a varias películas argentinas que no apuntan a conquistar al gran público. Que ese público se deleite con las taquilleras "El hijo de la novia" de Campanella o "Un novio para mi mujer" de Taratutto; esto dicho sin prejuicio porque una de las asignaturas pendientes de los realizadores jóvenes es filmar y contar historias de calidad para ese gran público local que busca calidad y originalidad en las producciones locales. Quizás por eso, el film de Medina está llena de guiños para la juventud porteña y urbana de Argentina, un público bastante amplio según los datos del Indec.
Las interpretaciones de Hendler y Stuart son lo mejor de la película. Le dan vida a esos personajes de la fauna porteña en los que muchos pueden sentirse indetificados por su poca sociabilidad. Dos escenas de la película quedan flotantado en la mente: Gauna ponidendo música en su departamento y jugando a ser una estrella del punk y Sofía y Gauna bailando en una discoteca. Esta última le da un sentido a esta historia, que es una historia de amor porteña under.
Un párrafo aparte para la banda de sonido, otro hallazgo que le da un broche a la descripción de los personajes y potencia las situaciones. En fin, a verla que está buena.
PS: Aviso al lector y/o oyente: el oficio de "Crítico de cine siempre me pareció uno de los más difíciles del mundo periodístico.
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