lunes, 20 de octubre de 2008

"Vivimos una época de cultura snack, la calidad literaria ya no importa"



Por Martín G. Mallo

La novelista china Zhang Jie, autora de obras de tono feminista como Galera, ha logrado captar la atención de los asistentes a la Feria del libro de Frankfurt que ha finalizado ayer.

Este es uno de los eventos más importantes de la industria editorial, donde se debaten las tendencias y perspectivas más importantes de los productores de libros.

"Hace treinta años, las editoriales se interesaban discreta y cuidadosamente en la calidad literaria de un libro antes de publicarlo. Hoy- explica Jie- la publicación de los libros está principalmente dirigida por las librerías y los vendedores de libros. Para ellos, la calidad literaria debe ser abandonada, ya que el mercado es el valor más importante. Incluso existen grupos que directamente le dicen a los autores sobre qué deben escribir y cómo deben hacerlo" 

La descripción que ha realizado la escritora no es novedosa. Pero entre tanta celebración por las nuevas tecnologías de impresión, por los blogs en tanto creadores de escritores y lectores y de maravillarse por las promesas del libro electrónico, me pareció importante resaltar la realidad por la que atraviesan los escritores. 

En su contacto con la prensa, Jie agregó que hoy "cualquier libro vulgar puede convertirse en hoy en un éxito de ventas gracias a la cooperación de los medios y de la industria del entretenimiento". 

¿Qué tiempo histórico estamos viviendo a partir de la irrupción de esta lógica de producción de la literatura? La escrito es categórica: "vivimos una época de cultura snack y de búsqueda de placer. En este tiempo una civilización no puede sobrevivir. Las personas no piensan con tanta profundidad como en períodos anteriores. En cambio, persiguen una vida confortable, anhelan salud y fama, y hasta llegan a vender su libertad a cambio de divertimento.

Estos argumentos parecen similares a los que Adorno utilizaba para describir el avance de la industria cultural en Estados Unidos, a principios de la década del 40. La diferencia cualitativa radica en que esa forma de producción en masa, unidireccional, dio por resultado la creación de autores y géneros de calidad y valor artístico que fueron nutriendo a la cultura popular. 

En estos tiempos de veneración del mercado y producción segmentada, de novelas enviadas por mensajes de texto a los celulares, de delivery cultural, ¿surgirán expresiones de calidad? 

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