Por Martín G. Mallo, Corresponsal exclusivo en el mundo gourmet
La crisis financiera internacional no puede detener a la industria vitivinícola nacional. Y la Bodega Alta Vista es una de las más vivas expresiones de esta vitalidad.
Tuve la oportunidad de conocer esta instutición durante mi último viaje a Mendoza con mi compañero y co-conductor Andrés Ninin. Por suerte, nos atendió Florencia Minardo, una guía de Alta Gama que esta bodega a sabido contratar. Luego de la explicación de rigos sobre las caraterísticas del del terroir, Florencia nos hice probar algunas de las joyas de la bodega.
Empezamos por la línea joven de vinos, los "Finca Monte Lindo". Aromas, suavidad y fáciles de beber. Luego probamos el Torrontés y el cabernet de la línea reserva. El primero se realiza con uvas de es ideal para acompañar los almuerzos calurosos de veranos, con una ensalada de atún o alguna comida fría por el estilo. El segundo para los clásicos asados ya que su paso por las barricas lava la boca y deja sus frangancias en la garganta.
La crisis financiera internacional no puede detener a la industria vitivinícola nacional. Y la Bodega Alta Vista es una de las más vivas expresiones de esta vitalidad.
Tuve la oportunidad de conocer esta instutición durante mi último viaje a Mendoza con mi compañero y co-conductor Andrés Ninin. Por suerte, nos atendió Florencia Minardo, una guía de Alta Gama que esta bodega a sabido contratar. Luego de la explicación de rigos sobre las caraterísticas del del terroir, Florencia nos hice probar algunas de las joyas de la bodega.
Empezamos por la línea joven de vinos, los "Finca Monte Lindo". Aromas, suavidad y fáciles de beber. Luego probamos el Torrontés y el cabernet de la línea reserva. El primero se realiza con uvas de es ideal para acompañar los almuerzos calurosos de veranos, con una ensalada de atún o alguna comida fría por el estilo. El segundo para los clásicos asados ya que su paso por las barricas lava la boca y deja sus frangancias en la garganta.
Pero lo mejor y la sorpresa más destacada de la degustación (ahora entiendo que debería haber iniciado este comentario por esta parte) fue una nueva versión del "atemporal". Esta vez no se trata de un champagne, sino de un blend tinto añejado en roble. Muy buena innovación de la bodega, ideal para ocasiones especiales, no sólo por el precio (60 pesos argentinos, menos de 30 dólares) sino por su compleja estructura que lo obligan a maridarse con platos más bien elaborados. Como siempre, mis queridos lectores y oyentes, los mejores vinos se disfrutan con amigos y un buen plato de comidas. Los enólogos de Alta Vista han comprendido esta verdad primera.
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